Ciudad del Vaticano, 29 de abril de 2025 — En una operación casi imperceptible para los turistas que paseaban por la Plaza de San Pedro, el Vaticano colocó en la madrugada del viernes la emblemática chimenea sobre la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que el cónclave para elegir al próximo papa está por comenzar.
Un grupo reducido de bomberos del Vaticano fue el encargado de instalar el delgado cilindro marrón por donde, en pocos días, saldrá la esperada fumata blanca que anunciará al mundo la elección del nuevo líder espiritual de más de 1,400 millones de católicos.
Cónclave inicia el miércoles
El cónclave arrancará este miércoles con la participación de 133 cardenales, quienes se encerrarán bajo los frescos de Miguel Ángel para celebrar hasta cuatro votaciones diarias —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta alcanzar la mayoría necesaria de dos tercios.
Como marca la tradición, las papeletas se quemarán tras cada jornada. El humo negro indicará que aún no hay consenso, mientras que la fumata blanca marcará el momento del “Habemus Papam”, previo a la aparición del nuevo pontífice en el balcón central de la basílica para impartir la bendición “urbi et orbi”.
Perfil del nuevo papa y tensiones internas
Las discusiones previas al cónclave ya han comenzado entre los cardenales, abordando temas críticos como los abusos sexuales en la Iglesia, las finanzas del Vaticano y el rumbo pastoral de la institución. Un dato relevante es que el 80% de los electores fueron nombrados por el propio papa Francisco, lo que podría influir en la elección de un sucesor con su visión de Iglesia inclusiva y cercana a las periferias.
“Uno va decantando algunos nombres posibles”, comentó el cardenal uruguayo Daniel Sturla, quien participa por primera vez en un cónclave.
Sin embargo, expertos como el vaticanista Marco Politi advierten que este será un proceso complejo. “Es el primer cónclave en 50 años con una fuerte sensación de fractura interna. No habrá un Francisco II. Se busca una figura más colegiada, que mantenga un equilibrio tras el estilo impulsivo del papa saliente”, analizó.
Un proceso bajo absoluto secreto
Como en cada cónclave, los cardenales estarán completamente incomunicados: sin teléfonos, internet o medios de comunicación, bajo pena de excomunión si se violan las reglas de confidencialidad.
La Iglesia se alista, una vez más, para un momento histórico. Y mientras millones de fieles se preparan para seguir el proceso con atención, todas las miradas estarán puestas en esa delgada chimenea que, en cualquier momento, podría anunciar al nuevo Vicario de Cristo.